La psicología de las pérdidas en inversión: Desmitificando

Ver esos números en rojo en nuestro portafolio nunca es plato de buen gusto. Nos asalta la duda, la incertidumbre, incluso el miedo. Y es que las pérdidas, incluso aquellas que aún no se han materializado, tienen un poder psicológico enorme.

En el mundo del trading y la inversión, nos topamos constantemente con el término pérdida no realizada o, como algunos la llaman, pérdida en papel. ¿Qué significa exactamente? Es sencillo: imagina que compraste un activo, ya sea una acción, una criptomoneda como nuestro querido Bitcoin, o cualquier otro instrumento financiero, a un precio determinado.

Si, con el tiempo, el precio de mercado de ese activo cae por debajo de lo que pagaste, la diferencia entre ambos valores representa una pérdida. Sin embargo, esta pérdida solo se convierte en una pérdida realizada o efectiva en el momento en que decides vender ese activo al precio inferior actual. Mientras tanto, permanece en ese limbo psicológico y contable de lo “no realizado”.

La Ilusión de la Inocencia: “Mientras no venda, no he perdido”

Una de las trampas mentales más comunes es la ilusión de no pérdida. Muchos inversores se aferran a la idea de que, mientras no pulsen el botón de “vender” en rojo, el dinero “perdido” no es real. Es como si la pantalla mostrara una realidad paralela que podemos ignorar a voluntad. Esta negación puede ser peligrosa. Nos lleva a la inacción, a mantener activos que objetivamente están deteriorándose, con la vana esperanza de que milagrosamente recuperen su valor inicial.

La aversión a la pérdida, ese sesgo psicológico tan arraigado que nos hace sentir el dolor de perder mucho más intensamente que el placer de ganar la misma cantidad, juega un papel crucial aquí. Preferimos evitar la sensación tangible de una pérdida realizada, incluso si eso significa mantenernos expuestos a un activo en caída libre, con el riesgo de pérdidas aún mayores en el futuro. Es una paradoja cruel: nuestro intento de evitar el dolor inmediato de una venta en pérdida nos puede conducir a un sufrimiento financiero mucho mayor a largo plazo. La inacción, alimentada por la aversión a la pérdida, se convierte en nuestro peor enemigo.

Resulta curioso cómo nuestra mente procesa las ganancias y las pérdidas no realizadas de manera asimétrica. Si vendemos un activo y su precio sigue subiendo después, experimentamos el remordimiento del “podría haber sido”. Lamentamos las ganancias no realizadas, la oportunidad perdida de haber ganado más.

Sin embargo, esa misma urgencia rara vez la sentimos con las pérdidas no realizadas. La mentalidad de “todavía no he perdido” nos paraliza, impidiéndonos tomar medidas correctivas. Es una contradicción fascinante: somos sensibles a las ganancias potenciales perdidas, pero a menudo somos indolentes ante la erosión real de nuestro capital. Una perniciosa costumbre de inversores es que acortan las ganancias y alargan las pérdidas. Debería ser lo contrario.

La Peligrosa Esperanza: Cuando la Emoción Nubla la Estrategia

Las pérdidas no realizadas son un caldo de cultivo para la esperanza. Nos aferramos a la idea de una recuperación inminente, incluso cuando no hay fundamentos sólidos que la respalden. Esta esperanza puede ser una fuerza poderosa, pero en el mundo de las inversiones, si no está basada en un análisis racional, puede ser letal.

Nos impide activar mecanismos de gestión de riesgos cruciales, como los límites de pérdida (stop-loss), que están diseñados precisamente para protegernos de caídas mayores. La emoción de la esperanza puede nublar nuestro juicio y desviarnos de una estrategia de inversión bien definida.

El HODLing de Bitcoin: Un Caso Paradigmático

El fenómeno del HODLing de Bitcoin ilustra de manera fascinante la relación con las pérdidas no realizadas. Los HODLers, aquellos que mantienen Bitcoin a largo plazo a pesar de su notoria volatilidad, experimentan frecuentes períodos de pérdidas no realizadas.

La filosofía del HODLing se basa en la creencia de que el valor de Bitcoin aumentará significativamente con el tiempo, por lo que las fluctuaciones de precios a corto plazo, y por ende las pérdidas no realizadas, se consideran ruido irrelevante en el camino hacia esa apreciación futura.

Para un HODLer exitoso, la psicología juega un papel fundamental. Deben ser capaces de soportar la incomodidad de ver su inversión en números rojos sin sucumbir al pánico y vender. La convicción en la tesis a largo plazo de Bitcoin es el escudo contra la aversión a la pérdida. El HODLing, en cierto sentido, se convierte en una estrategia para evitar la realización de pérdidas durante las correcciones del mercado, apostando por una recuperación eventual.

Sin embargo, incluso en el HODLing existe una ironía crucial: la estrategia que busca evitar la realización de pérdidas temporales también expone al inversor al riesgo de que esas pérdidas no realizadas se vuelvan permanentes si la tesis de inversión a largo plazo resulta ser incorrecta o si Bitcoin no logra recuperarse a los niveles esperados. Ojo: Incluso el HODLer más comprometido debe tomar ganancias de vez en cuando.

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Desmitificando el “Papel Rojo”

En conclusión, las pérdidas no realizadas son mucho más que simples números en una pantalla. Son un poderoso detonante de emociones y sesgos psicológicos que pueden distorsionar nuestras decisiones de inversión. Reconocer estas trampas mentales es el primer paso para gestionarlas de manera efectiva.

Entender que una pérdida no realizada sigue siendo una disminución de nuestro capital, aunque no se haya materializado la venta, es fundamental. No permitamos que la ilusión de no pérdida nos paralice ante la necesidad de actuar. Combatamos la aversión a la pérdida con una estrategia clara y límites predefinidos.

Recordemos que el precio de compra es un punto de referencia, no una camisa de fuerza para nuestras decisiones futuras. Y, sobre todo, seamos conscientes de cómo la esperanza, sin un análisis sólido que la respalde, puede llevarnos por un camino peligroso.

En el contexto del HODLing o cualquier otra estrategia de inversión, la clave reside en equilibrar la convicción a largo plazo con una evaluación continua y objetiva de los fundamentos. No se trata de ignorar las pérdidas no realizadas, sino de comprender su naturaleza y su impacto psicológico para evitar decisiones impulsivas y mantenernos fieles a nuestra estrategia original, ajustándola cuando sea necesario con cabeza fría y datos concretos. Al final, desmitificar el “papel rojo” es el primer paso para convertirnos en inversores más resilientes y exitosos.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

 

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